Places 4 Love

Cualquier ciudad a la que viajes con tu media naranja te parecerá romántica. Pero puestos a elegir, algunos lugares destacan sobre otros. Según la última encuesta realizada a más de 600 viajeros por parte del buscador de vuelos www.skyscanner.es, Italia destaca por ser el país más romántico, seguido de cerca por nuestra vecina Francia. En cuanto a lugares concretos se refiere, destacan cinco rincones en los que el tiempo se detiene, y el amor pasa de estado gaseoso a sólido… tan sólo es cuestión de segundos.

El balcón de Julieta en Verona. Italia

Verona es por excelencia y desde antaño, la ciudad de los enamorados. Tanto es así, que inspiró a Shakespeare. La historia de Romeo y Julieta tiene lugar en esta ciudad del norte de Italia. El escritor sitúa la casa de su protagonista cerca de la Piazza Erbe, en el número 27 de la Vía Cappello. Desde este lugar Julieta escuchaba los bonitos versos que Romeo le dedicaba. Hoy cientos de miles de turistas viajan hasta allí para recorrer la casa de los Capuleto y aumentar los mensajes de amor que diariamente se acumulan bajo el balcón de Julieta. También para visitar su tumba en el monasterio San Francesco al Corso, o la casa de Romeo. Una de las últimas novedades en la ciudad es la posibilidad de casarse en el mismísimo balcón por el que un día trepó Romeo, con el propósito de demostrar su amor.



El puente de Carlos en Praga. República Checa

Parece difícil encontrar un rincón romántico en el monumento más visitado de Praga, pero a veces en el amor la paciencia es necesaria. Entre las muchas estatuas que se levantan a ambos lados del Puente de Carlos IV está la de San Juan Nepomuceno. Un santo local, ajusticiado por Wenceslao IV –rey de la antigua Bohemia- y lanzado al río Moldava después de ser martirizado. Hoy miles de parejas ponen su mano sobre un relieve a los pies del santo. Una imagen que ilustra el momento en el que el cuerpo de Nepomuceno es lanzado al río. Si llevas a cabo este gesto la leyenda cuenta que se consolidará tu amor.



El lago del amor en Brujas. Bélgica

Toda la ciudad, conocida como la Venecia del Norte por sus canales, parece haber sido construida para que entre sus silenciosas callejuelas paseen los enamorados. Aunque no hay que dejar de visitar la Plaza Mayor con su impresionante torre del campanario, el sitio más romántico de esta ciudad belga está a las afueras, hacia el sur. En el llamado lago del amor o Minnewater anidan los melancólicos cisnes nevados. El pasado romántico de este lugar es debido a la historia de una mujer llamada Minna. Una joven desconsolada porque su padre no aprobaba la relación que mantenía con un joven de menor condición social. Desesperada huyó de su casa y se escondió en los alrededores de este lago donde encontró la muerte. Su amado separó las aguas y la enterró en el fondo.



St. Andrews en Escocia. Reino Unido

Hasta ahora, esta ciudad al este de Escocia apenas era conocida por ser la cuna del golf. Pero tras el compromiso real entre el príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se ha despertado una auténtica fiebre viajera por visitar St. Andrews. El lugar donde se inició la historia de amor entre el príncipe y la plebeya. Capital del antiguo Reino de Fife, St. Andrews siempre ha sido un punto clave en la historia de la verde Escocia. Todavía, hoy se aprecia la riqueza de sus castillos, palacios y catedrales... Sus principales monumentos están en ruinas, pero recorrerlos, con el sonido y la vista del mar al fondo, no deja de ser una experiencia de lo más romántica.



El puente de Triana en Sevilla. España

Aunque la capital andaluza rebosa encanto por sus cuatro costaos, es en el puente de Triana, donde cientos de enamorados siguen la moda de sellar su amor con un candado y arrojar la llave al río Guadalquivir. La práctica nació en Italia, gracias al escritor Federicco Moccia y su novela Tengo ganas de ti. El puente Milvio sobre el río Tiber en la capital italiana sostiene miles de candados con breves leyendas. Otras ciudades se han sumado a esta tendencia: Bruselas, Kiev, Florencia, Verona, Venecia, o París… Lo que ya parece un rito ha llegado a popularizarse hasta en las ciudades del lejano Oriente. En España, además de Sevilla, comienzan a llenarse de candados el puente de Santiago en Zaragoza, la reja que circunda la estatua de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid o el Parque de Cabecera en Valencia.



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