

El legado que dejó Manuel Mota
Miles de novias famosas y no famosas de España y del mundo, lucieron sus modelos. Sus colegas y amigos lo recuerdan como un genio con la aguja y una persona muy sensible, querida, sencilla y perfeccionista. A la hora de preparar los desfiles de Pronovias, años tras años, controlaba todo con máxima seguridad; cada detalle era examinado exhaustivamente con rigurosa profesionalidad.
Una sonrisa blanca y radiante se tatuaba siempre en su rostro. Y de blanco se enriqueció y se enriquecerá siempre el mayor legado del diseñador, Manuel Mota: el traje de novia.
El martes pasado dejó de brillar su luz en la tierra, a los 46 años con una muerte envuelta en muchas interrogantes y polémicas. El director creativo de Pronovias nació en Tarragona en 1966 y durante la mitad de su vida trabajó para la firma con la mayor ilusión de vestir a las novias. A los 20 años, Manuel Mota se trasladaba a Madrid para estudiar diseño textil en IADE (Institución Artística de Enseñanza) y muy pronto comenzaría su pasión por diseñar vestidos de novias y por llevar el nombre de la casa a los más altos niveles de lujo y fama.
Carmen Martínez de Bordiú, Ariadna Artiles, Genoveva Casanova, Alejandra Prat, Charisse Verhaert, y Astrid Klisans, se cuentan entre las mujeres a quienes el diseñador esculpió el vestido más importante de sus vidas, así como la modelo checa Hanna Soukupova y la esposa del cantante Rod Stewart, entre otras famosas.
Poco a poco Manuel Mota se fue convirtiendo en una referencia nacional e internacional, especialmente por su talento y habilidad de adaptar los vestidos de novias a las últimas tendencias, a partir de líneas y conceptos vanguardistas, que llegó incluso a sorprender a diseñadores de la talla de Valentino.
Con su aguja creó vestidos de novias que siempre rindieron un homenaje a la feminidad y a la esencia de la sencillez y funcionalidad. No en vano, el llamado vestido camisero se convirtió en un ícono en todas sus colecciones, así como la combinación sofisticada de estilos y formas y de materiales exquisitos.
Hoy, entre las polémicas de su muerte y los mensajes dejado por él en tres cartas, recordamos su último desfile celebrado en mayo de 2012 en el Museo de Arte de Catalunya, que tuvo como lema: Un jardín de sueños… Ese jardín eterno donde seguiremos recordándole como una referencia e inspiración y como un hombre que demostró siempre una gran pasión por su trabajo y por sus novias.
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