

Eligiendo mi tarta de bodas
El momento más dulce sin duda, y estaréis con nosotros, es el de la tarta nupcial. Un instante que ha dejado atrás esa solemnidad de cortarla a dos manos por parte de los novios para pasar a ser algo divertido, genial y muy muy delicioso. Lo más común es que el postre de tu boda venga determinado junto con el menú o el catering de vuestra boda. Pero tanto si ya os dan opciones de tartas, en el restaurante donde celebréis la comida, como si queréis encargarla por vuestra cuenta a un repostero independiente, nunca está de más estos consejos. ¡Feliz y dulce lectura!
Antes de nada cercioraos de si el servicio de catering o el menú que habéis contratado incluye también la tarta de bodas. Un aspecto importante ya que en algunos establecimientos no permiten la entrada de alimentos de proveedores de fuera; y es que en el caso de que ese producto sea de calidad dudosa y se produzca una intoxicación entre los asistentes, las responsabilidades y mala fama se la llevará el catering, hotel o restaurante donde hayáis celebrado la comida o cena de vuestra boda.
Si no hay problema en que traigáis vuestra propia tarta, tened en cuenta el presupuesto; que dependerá del tamaño de la tarta así como de diferentes sabores, texturas, detalles o elementos, flores, pan de oro o plata, diseños personalizados, así como la hora de trabajo del pastelero encargado de ese postre.
Hoy en día, el diseño de las tartas ha variado una barbaridad y se adaptan al gusto y personalidad de los novios. Tartas de tipo más moderno o con aires vintage, incluso personalizadas con divertidos personajes o dibujos animados, para sustuir a las más clásicas. Estas últimas en la mayoría de los casos son de fondant y el color blanco es el tono por excelencia de la cobertura de dicho postre.
Otra opción es la naked cake con su estilo vintage. Deja a un lado las coberturas y los colores para dar paso a una "tarta desnuda" que en la mayoría de los casos se adorna con flores, frutas, pequeños motivos dulces...etc.
Y no nos olvidemos de esos novios golososos a los que les pirra una buena y maravillosa tarta de chocolate de toda la vida, un poco más adornada para esta ocasión tan especial; o de las divertidas parejas que quieren hacer de la tarta un recorrido por su relación de pareja con simpáticos motivos o dibujos.
Gustos aparte, no te olvides de adaptar la tarta al tipo de boda y menú. No es lo mismo una mega tarta nupcial de varios pisos para una boda más clásica, elegante y formal que no una tarta tipo naked cake para ambientes más distendidos en bodas boho, vintage o más intimas con pocos invitados. ¡Pero no es obligatorio! Cada uno puede elegir la tarta que más le guste, sin ceñirse a un protocolo.
Y sobre todo, si al final vais a traer vosotros el postre de otro establecimiento, aseguraros que se trata de un profesional. Sobre todo en lo que al uso de productos de calidad se refiere. Y nunca os olvidéis de las posibles alergias o intolerancias que puedan tener algunos de vuestros invitados. No queremos que se le atragante un momento tan dulce.
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