Princesa de la sencillez
El vestido de novia de la princesa Charlene era el secreto mejor guardado. La soberana de los monegascos ha llegado al Palacio Grimaldi radiante con un sencillo diseño de líneas muy rectas diseñado por Giorgio Armani. Un modelo en blanco roto, corte sirena, mucha caída y una larga cola. Elaborado en seda 'duquesa' y con un detalle cruzado en la zona del pecho y la espalda. La parte frontal del vestido y la parte central de la cola están embellecidas con flores de piedras doradas bordadas a mano, cristales de Swarovski y madreperlas en formas de lágrimas en tonos blancos y dorados.
La princesa Charlene, maquillada de manera muy natural, ha lucido un moño bajo con adornos plateados. No llevaba tiara, ni pendientes, ni pulseras... Ha sido una novia muy elegante y sobria, fiel a su estilo. La única joya que ha lucido ha sido la alianza de 18 kilates de oro blanco y platino de la firma Cartier.
El ramo
El ramo de novia también ha sido una creación del italiano Giorgio Armani y fueron los jardineros del príncipe Alberto quienes le dieron forma. Estaba realizado en tonos blancos y predominaban las orquídeas y los lirios del valle. El ramo estaba diseñado en cascada. Los lirios del valle son las flores preferidas de la princesa, por eso Armani quiso bordarlas en el vestido de novia.
El recogido
En cuanto al peinado, la novia optó por un recogido bajo con un sencillo velo, y como es tradición nupcial de las princesas de Mónaco, no lució diadema, aunque sí que adornó su pelo con un broche floral de diamantes que le prestó la princesa Carolina.