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El oui sereno de Alberto y Charlene

El oui sereno de Alberto y Charlene

En una estudiada cerecomonia Alberto y Charlene se dan el sí

En el patio del palacio real monegasco suenan la Sinfonía nº1, extracto de la Cantata de Bach nº 35, Sinfonía nº 2, extracto de la Cantata de Bach nº 35 y la composición de Royal Fireworks de Handel…La novia está en camino. Vestido con el uniforme de verano del coronel del Cuerpo de Carabineros del príncipe, Alberto espera a la novia en el altar. Charlene aparece con un vestido diseñado por su amigo personal Giorgio Armani. Modelo sencillo que ha completado con una larga cola, velo y apenas joyas.

Ella camina serena, con la mirada y el pensamiento puestos en el paso tan importante que está a punto de dar. Alberto de Mónaco la espera paciente y la recibe con una media sonrisa, aunque apenas se miran el uno al otro, será cuestión de nervios. El soberano de los monegascos y su esposa han querido dar un toque especial a esta ceremonia e involucrar en ella a los monegascos. Por ese motivo los pajes y damas de honor que acompañan a la novia al altar son seis niños procedentes de Cap-d’Ail, Beausoleil, La Turbie, Menton, Peille y Roquebrune, poblaciones muy bellas y próximas al Principado, vestidos con un traje inspirado en el traje típico del Principado.

Guiños áfrikaans

Comienza el rito con unas palabras de saludo en áfrikaans, uno de los idiomas que se hablan en Sudáfrica derivado del neerlandés. “Sea la unión del príncipe Alberto y la princesa Charlene un símbolo de esperanza y fraternidad para toda la gente del mundo” dice el padre Carlo Adams.

“Alberto ¿tomas a Charlene aquí presente como tu legítima esposa desde este día, en lo bueno y lo malo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y la enfermedad, para amarla durante el resto de tu vida?”. “Sí quiero” responde Alberto y Charlene hace lo propio cuando se le hace la misma pregunta, después intercambian los anillos, de oro blanco y platino. En ese momento, Alberto le lanza un beso a su ya mujer.



A su alrededor el patio de honor del palacio principesco se ha transformado en una auténtica iglesia, con el altar colocado en el centro de la confluencia de las dos escalinatas, flanqueadas por los músicos que ponen la banda sonora a esta ceremonia. En el exterior unas 3.500 personas siguen en directo la celebración a través de las dos pantallas instaladas en la plaza de palacio, mientras millones lo hacen a través de la televisión, Internet y otras pantallas colocadas en diferentes lugares del Principado.

El florista Christian Carlesi-Sorasio ha sido el encargado de embellecer los escenarios de este enlace con flores elegidas en su totalidad por los novios, que han confiado en su talento heredado sin duda de su abuelo, que fue el encargado de la decoración floral del enlace de Raniero III con la princesa Gracia. Esta es sin duda la manera que tiene Alberto de rendir un bonito homenaje a sus padres y otra muestra más del gran protagonismo que tienen los ciudadanos de Mónaco en estas nupcias. En el palacio se han colocado guirnaldas compuestas por rosas, hortensias, orquídeas de color blanco, lirios y una flor típicamente sudáfricana.



La música la pone la orquesta filarmónica de Montecarlo, el coro de la ópera de Montecarlo –compuesto por 40 voces-, que cuenta con grandes solistas internacionales, y la Maîtrise de la catedral con los Pequeños Cantores de Mónaco dirigidos por Pierre Debat, maestro de capilla del palacio principesco y de la catedral. Voces tan conocidas como las de las sopranos Renée Fleming y Pumeza Matshikiza y los tenores Juan Diego Flórez y Andrea Bocelli han aportado su talento a este evento.
A su salida, en la plaza de palacio ha recibido a los novios una lluvia de pétalos de rosa y muchos aplausos.

Nada al azar.

Última actualización: el 05/07/2011 a las 13:38

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