El reportaje de boda como inversión
Con esta entrada no pretendo dar lecciones de gramática o economía, pero si llamar la atención sobre un hecho, tan lógico y obvio que pocos ven hasta que no tienen la experiencia. Y de esto sí intentaré aleccionar con mi experiencia personal y profesional, que seguro podrá aplicarse a muchos acontecimientos en vuestra vida. Pero esto va de Bodas, y a su contexto nos ceñiremos.
Lo primero, no todo gasto en vuestra boda es un gasto. Tendréis que asumir costes por muchas partidas: vestido y traje, joyas, ramo y decoración floral, coche nupcial, invitaciones, fotografía…
No es que no os podáis casar sin contratar todo lo anterior, pero todo colabora en que sea la mejor celebración, porque de eso se trata, de celebrar por todo lo alto el acto de la unión y hacer partícipes de ello a vuestros seres queridos.
Pero de todos los servicios y productos que contrataréis y compraréis respectivamente, muy pocos van a ser una inversión, al menos no a largo plazo. Por ejemplo, los adornos florales rendirán un beneficio visual, pero inevitablemente por tiempo muy limitado. El coche nupcial, sea de caballos o una limusina, su rédito será el que corresponde a un transporte con clase, bonito y elegante, y sobre todo confortable, pero nuevamente caduco en pocas horas.
Quizás, según sea el vestido o el traje, e incluso los zapatos, vuelva a tener uso algún día, pero es poco probable y si se conserva será más como recuerdo. Lo mismo ocurrirá con muchos recordatorios, que acabarán perdidos en algún cajón. Incluso el banquete, este sí es un gasto estrella porque directamente (menú) e indirectamente (otros servicios como fondue de chocolate, carro de dulces, aperitivo, barra libre, etc.) lleva asociados los mayores gastos de la boda y será solo disfrutable lo que dure el banquete.
Pero que nadie interprete mis palabras como negativas, nunca recomendaría prescindir de nada de lo citado, al contrario, un día es un día, pero sí quiero poner en valor las cosas y habitualmente no ocurre así. Y con esto ya llego al fondo de la cuestión: el reportaje de boda.
Obviamente, no voy a negar que mi discurso es interesado porque es mi profesión, pero ello no me va a quitar la razón, lo único que con toda probabilidad conservaréis vosotros y seguramente varias generaciones de descendientes, van a ser las alianzas y el reportaje de boda, salvo excepciones particulares por supuesto.
El reportaje de vídeo y más aún, el fotográfico, va a ser lo que vais a disfrutar por siempre y desde el minuto cero. Y vais a disfrutarlo desde el momento de la contratación, porque desde el momento que nos contactáis nos movemos para conocer cada detalle de la boda y lugares, para luego interactuar con vosotros. Y con ello repasáis cada minuto de la boda, detectando a veces errores de organización, vacíos o necesidades que, de no haber un profesional preocupado por todo lo que ha de capturar mientras os acompañará todo el día, seguramente pasaran por alto hasta la misma boda.
Y esto es así porque, aunque no seamos Wedding Planner (porque no os vamos a organizar toda la boda), creamos un guion de como será vuestra "película"; para prever tiempos, distancias y ver si es posible todo lo planteado para ese día.
Al final somos los externos que vamos a estar más horas con vosotros, os acompañaremos a todos los lugares, estaremos atentos a todo lo que suceda antes de que suceda, pendientes de cada detalle, y todo para realizar la mejor captura de imágenes que permita crear unos recuerdos que sean bonitos, fantásticos y completos, porque van a ser para siempre.
Pero cuando se está contratando, nadie piensa que es una inversión a largo plazo, nadie piensa que esas fotos y vídeos, conforme pasen los años, van a tener mucho más valor; simplemente sucede y se disfruta… O no, si no existen, y tengo las dos experiencias, llega un día que faltan seres queridos y quizás no tengas fotos suyas, no quiere decir que no les vayas a recordar ¿pero no es mejor ayudar a la memoria?
Al principio, enseñar el reportaje a los que fueron a la boda y a los que no pudieron ir. Pero cuando pasen los años, y os digo que pasan, compartir vuestro álbum de bodas con vuestros hijos, nietos u otros familiares no tiene precio; lo dice uno que daría lo que fuera por tener el de sus padres. Como yo no lo tuve, me aseguré de que a mis hijas no les pasaría lo mismo.
Casi diría que el reportaje de boda es un acto de amor por los que vendrán. ¿Qué derecho tenemos a que nuestros hijos en un futuro estén privados del testimonio visual de un acto tan importante como la celebración de la unión que les dio a la vida? Si no lo hacéis por vosotros, hacedlo por ellos, invertir en recuerdos es algo que dará rendimiento seguro.