Una boda inolvidable en alta mar

En este sentido, una de las propuestas que ha adquirido especial popularidad ha sido la formalización de uniones en entornos paradisíacos, en pleno mar. En realidad, no resulta difícil explicar esta tendencia en auge si tenemos en cuenta las ventajas que proporciona navegar en un catamarán en este tipo de eventos.

Tanto los catamaranes a motor como los catamaranes a vela se han posicionado como alternativas especialmente atractivas. Ambas comparten ciertas características como su versatilidad a la hora de tematizar los espacios o la ruptura de restricciones a la hora de acceder a rincones de ensueño, como calas escondidas infranqueables por vía terrestre o playas desiertas con aguas color turquesa, así como hacer inolvidables travesías por las costas más bellas del mundo en compañía de las personas amadas.

Los catamaranes son la opción más flexible dentro de la organización de bodas. De hecho, podemos localizar fácilmente modelos que cuentan con una capacidad que oscila entre los 100 y los 350 invitados por lo que pueden adaptarse perfectamente a las necesidades específicas de cada evento. 

Pero, ¿cómo elegir un catamarán apropiado para este tipo de circunstancias?

Si te ha asaltado esta duda, debes tener en cuenta que tanto en los catamaranes a vela como en los catamaranes a motor, podemos encontrar diferentes potencialidades que deben valorarse a la hora de tomar la decisión apropiada.

Generalmente, aquellas parejas que se decantan por los catamaranes a vela buscan explotar al máximo la experiencia de navegación, entre otras cosas, por el romanticismo inherente al hecho de hacer travesías en vela, o por las generosas dimensiones que encontramos en las áreas de solarium.

Por su parte, los catamaranes a motor ponen a nuestra disposición una amplia diversidad de modelos que abarcan desde soluciones clásicas a otras más sofisticadas que destacan por incluir complementos tecnológicos de vanguardia. Además, estos siempre poseen, al menos, dos cubiertas, siendo una de ellas cerrada y otra abierta lo cual favorece la adaptabilidad pues se puede destinar una zona a planes más tranquilos (pudiendo utilizarse incluso en caso de que las condiciones climatológicas no sean las más convenientes) y otra a los momentos más especiales del evento.

En general, en un porcentaje muy elevado de los casos, las cubiertas superiores tienden a acaparar el protagonismo del enlace, pues se suele dar especial prioridad a aquellas áreas expuestas al sol y a la irresistible brisa marina.

En definitiva, la versatilidad, el contacto con la naturaleza y la posibilidad de convertir la celebración en algo más dinámico e integrado en una inolvidable travesía por las zonas y rincones costeros más bellos de nuestra geografía, han hecho que este tipo de apuestas se conviertan en algo cada vez más seductor para aquellos que desean hacer de su unión, algo sumamente especial e imposible de olvidar.

Para completar la experiencia o estar más tranquilos y dejarse llevar siempre se puede alquilar con tripulación, lo cual, además, ofrece la posibilidad de aprender de todos los detalles de la embarcación y el proceso de navegación, así como, simplemente, estar disfrutando de unas merecidas vacaciones, por ejemplo, en una luna de miel.