Una boda plena de sonrisas en el Parador de Cádiz
Dice el gran contador de esta historia, Dani Carretero, que lo que mejor recuerda del primer día que conoció a esta pareja de novios es la sonrisa de ambos. Y eso es algo que queda reflejado en esta boda. La sonrisa mientras se visten en sus casas, la sonrisa en la iglesia de Santo Domingo mientras se esperan y mientras se miran, y la sonrisa que demuestra diversión en la celebración en el Parador de Cádiz.
Nos cuenta Dani Carretero que en casa de Gonzalo todo era tranquilidad y guiños a sus gustos como aquel Darth Vader y en casa de Cristina si se empezaban a sentir los nervios de los últimos minutos. La casa era preciosa, techos altísimos y cuatro personas arreglándose para una boda que sería demasiado especial.
El calor de aquel 14 de septiembre gaditano se hacía sentir durante todos los preparativos, y la iglesia de Santo Domingo, cerca del puerto pesquero de la ciudad, dió cobijo a todos los invitados y al propio novio, que esperaba la llegada de su ansiada futura esposa, entre los muros con más de cuatro siglos de historia. Más sonrisas y miradas de complicidad marcaron una ceremonia religiosa rodeados de sus personas más queridas.
¿Y qué sería de una pareja en Cádiz que no mirara al mar? ¿Y qué mejor forma de hacerlo que fortalecer ese "sí, quiero" en la fortificación del castillo de Santa Catalina? Mientras el resto de invitados marchan al Parador y se preparan para degustar un exquisito cóctel. Cristina y Gonzalo comienzan con una tímida diversión rodeados de amigos para continuar besándose ellos dos solos frente al Atlántico.
Y de la arquitectura del siglo XVI, y como si su amor fuese capaz de pasearse por el tiempo inalterable ante éste, los recién casados continúan relajádose juntos en el majestuoso Parador de Cádiz de arquitectura vanguardista pero manteniendo igual su mirada al mar, cual fortaleza militar. La luz, las líneas rectas y los materiales como madera, mármol, vidrio, acero y piedra realzan la figura de Gonzalo y Cristina mientras sus amigos y familiares aguardan en la recepción.
El seating plan y las mesas tematizadas con StarWars y un novio empuñando la espada láser sirven de aviso de que es el momento de comenzar la diversión. Ahora sí ha llegado el momento de pasar de las sonrisas a las risas, las carcajadas, las sorpresas, los gritos, la música y el baile. Y es que tras el banquete de boda, son las voces de los amigos las que marcan el compás, las que dan alegría y convierten la boda en una auténtica fiesta.
- Lugar celebración: Parador de Cádiz
- Fotografía: Dani Carretero