La gran boda italiana de Chiara Ferragni

Dos días de fiesta

Llevábamos meses esperando y, sin duda, la boda de Chiara no defraudó. Todo comenzó la noche anterior al enlace civil con una gran fiesta y cena pre boda, en la que todos los invitados lucieron sus mejores galas. Chiara apostó por la casa italiana Prada para lucir un maravilloso vestido joya en pailletes plateados y dorados. Una bonita fiesta que tuvo el Palazzo Nicolai, en el centro histórico de la localidad de Noto, como el escenario protagonista. 

Un vestido sorprendente

Pero lo mejor estaba por llegar, ya que al día siguiente era el gran día que todos esperaban. Ese día, Chiara eligió a Dior para que le confeccionaran su vestido de novia. Y la verdad es que causó sensacion entre todos los asistentes. Un diseño formado por un body confeccionado en chantilly con cuello cisne y manga larga y sobre el que llevaba una voluminosa falda realizada en numerosas capas de tul y con una sugerente abertura frontal. Una novia maravillosa al que esperaba un nervioso novio, al caer la tarde, y vestido de Versace. 

Un escenario de ensueño

Ya convertidos en marido y mujer, los novios quisieron celebrar por todo lo alto su ya matrimonio en un escenario romántico e idílico: la villa Dimora delle Balze, del año 1800. A la tradición que acompaña a este lugar, con columnas dóricas, frescos originales y detalles clásicos, se unía una decoración sublime. Mesas llenas de flores y un cielo iluminado por miles de bombillas, que hizo que los invitados disfrutaran bajo un manto de estrellas artificiales. Sin duda, lograron un ambiente de lo más mágico y especial. 

Ya en la celebración, pudimos ver el segundo y maravilloso diseño que lució Chiara, de los tres que se puso el pasado sábado. Un diseño que reflejaba la historia de amor con Fedez a través de dibujos y frases personalizados y bordados y del que también se encargó la maison francesa. Un romántico diseño confeccionado en tul y en color topo, con escote cuadrado y tirante. La falda, muy similar a la del modelo que lució en la ceremonia más formal. 

Y no hay dos sin tres. Su última apuesta nupcial tenía truco. Para disfrutar de la fiesta hasta altas horas de la madrugada (en una especie de feria con tiovivo y algodón dulce), la novia cambió su falda larga de tul por otra más mini y con aires rockeros. Sin duda, la mejor opción para no parar de bailar y demostrar la felicidad que sentía.