Una boda íntima sobre la hierba del Parador de Mazagón
Complicidad, serenidad, tranquilidad, amabilidad... Cuando en una boda se juntan unos novios relajados y sonrientes y unas imágenes que desprenden naturalidad, uno casi cree haber estado allí mismo mirando por un agujerito.
Almudena y Carlos viajaron desde Canarias hasta Huelva para celebrar su boda, el mismo Atlántico fue testigo de su amor pero en la Península. Y nada mejor para una boda fuera del lugar donde resides que elegir espacio que te ofrezca la posibilidad de tener una boda de 360 grados donde preboda, preparativos, ceremonia, banquete, fiesta y noche de bodas se celebran en el mismo sitio. Por eso, los novios eligieron el Parador de Mazagón, donde comienzan los primeros instantes de este día con ambos vistiéndose.
Para acompañar las fotos de la novia y su look, os dejo con las palabras de sus fotógrafos Cris&Luis para describirla: "la infinita amabilidad de Almudena, su eterna sonrisa, una mujer que con su dulzura te atrapa, te detiene y te puede…Su acento canario gusta, y el brillo de su mirada llega. Los momentos previos de ella fueron muy divertidos, nunca estuvo sola y en ningún momento borró su sonrisa de la cara, ella estaba radiante y desprendía tanta luz que era imposible no deslumbrarse…".
La boda de Almudena y Carlos fue una celebración íntima y especial, con una emotiva ceremonia al aire libre y sobre la hierba pero con el mar de fondo. Sólo los más cercanos acompañaron a los novios en este viaje cargado de recuerdos y de bonitos detalles cuidados por la novia.
Sobre la misma hierba del Parador de Mazagón, el atardecer y la brisa cercana del Atlántico, los novios intimaron y derrocharon amor siendo ya marido y mujer. Para después volver al cóctel y disfrutar de un cuidado y elegante banquete de boda repleto de toques personales.
Amor por los cuatro costados pero, sobre todo, alegría, diversión, risas y mucha fiesta para terminar un maravilloso día.