Una boda con las lágrimas y el amor como idioma en Araceli Casa Burgos

Bodas reales | 12/01/2015

Un enlace lleno de emotivos gestos entre el novio y la novia

En las bodas, las emociones y los sentimientos hablan de la historia de amor de los novios... Y es que las lágrimas, las sonrisas y los gestos de cariño son idiomas universales que todos comprendemos y a los que nos acostumbramos facilmente.

Por eso, hoy queremos simplemente contaros esta boda con las emotivas imágenes de Manu Jiménez. El fotógrafo nos cuenta que "acompañar a Carolina y Javier y ser sus fotógrafos de boda ha sido como respirar junto a ellos, sentir como ellos" y, viendo las fotografías de esta boda, lo creemos, porque cada imagen transmite y radia amor.

Desde el momento en que ambos se visten, ya comenzaron a brotar las lágrimas pensando en cómo se conocieron mientras él escribe a la novia unas palabras. Las mismas que emocionaron a Carolina una vez maquillada y de camino a casa para colocarse su ansiado vestido.

En la iglesia de Santa Gema, lugar en el que los padres de Carolina se juraron amor eterno hacía 40 años, todos esperaban la llegada de la novia y su entrada. Y fue tal y como la describe Manu Jiménez, "ella cruza el umbral la luz la acaricia como si la llevase en volandas hasta el interior de la iglesia. Se hace el silencio y todas las miradas se concentran en ella, es su momento".

Los novios eligieron al restaurante Araceli Casa Burgos para continuar disfrutando de su día, de su familia y de sus amigos, pero antes de llegar a la celebración, paseron por la Casa de Campo y aprovecharon la luz y el entorno para seguir derrochando amor.

En uno de los amplios salones con tintes medievales de Araceli Casa Burgos, Javier y Carolina degustaron su menú de boda, conversaron, bailaron y rieron hasta no poder más. Eso sí, siempre sin dejar de mirarse, de besarse y de decirse el uno al otro con todos sus sentidos que se amaban.