Magdalena de Suecia entre tiara y joyas principescas

Hay complementos que son tendencias y marcan  temporadas. Pero, todo en la moda parece ser cíclico. Y hay accesorios que forman parte de las tradiciones y se prolongan en el tiempo.  

Uno de los más emblemáticos es la tiara, usada, según cuenta la historia, por princesas y reinas en todos los actos reales y eventos importantes. Era considerado como un ícono diferenciador con el resto de las mujeres terrenales, por decirlo de alguna manera.

Vintage by López Linares

Y para el día de la boda, era y es propio de todas las reinas o princesas... Pieza valiosa, brillante y emblemática,  transferida de generación en generación. Así entre la realeza, tanto las diademas, como las coronas y las joyas se entregan de hijos a nietos, y así sucesivamente enalteciendo una tradición familiar. Tiempo después, el resto de las novias comenzaron a poner de moda este complemento.

Precisamente el el pasado sábado 8 de junio, fuimos testigos de un look perfecto, romántico e inspirador. El que lució una de las princesas más hermosas de Europa: Magdalena de Suecia, quien expresó el  “sí quiero” con el joven financiero norteamericano, Chris O´Neill, con un vibrante vestido del diseñador Valentino.

Foto: Casa Real Suecia 

Estamos seguro que este diseño couture color marfil, en organza de seda plisada, de manga corta y escote barco con aplicaciones de encaje de Chantilly y cola de cuatro metros, que le resaltaba aún más su silueta de princesa, será tendencia en breve. Deslumbrante de los pies a la cabeza.   

Como complementos para tan especial ocasión, Magdalena de Suecia se decantó por la que se dice es su tiara favorita: la diadema Fringe del rey Carlos Gustavo. Cuentan que fue un regalo de su padre, el rey Carlos Gustavo a la reina Silvia con motivo del décimo aniversario en 1986. Perpetuando así una tradición familiar y haciendo honor a la historia. 

Destacaba las pequeñas flores de mirto blanco del Palacio de Ulriksdal, alrededor de la diadema, que sujetaba el velo en todo momento. Los zapatos, por supuesto, a juego con el mismo bordado del velo, también de organza de seda con encaje de flor de azahar.  

Foto: Casa Real Suecia 

Y las joyas no podían dejar de ser especiales… La princesa lució un brazalete de diamantes, así como unos pendientes de brillantes del siglo XIX, en forma de lágrima. Todo el conjunto hacía un juego luminoso con la tiara, resaltándole aún más su refinado rostro. El ramo no podía ser de otro estilo: pleno de rosas blancas y mirto de Sofiero.  

Foto: Casa Real Suecia 

Hoy evocamos este look que nos inspira porque también tenemos la ilusión de ser la protagonista de un cuento de princesa real, cotidiano y terrenal, como el de Magdalena de Suecia.